miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cine psicotrónico (tres de tres)


Para terminar de redondear este breve acercamiento a las cinematografías de la periferia. Hablaremos del cine turco, el cual es una delicia dentro del cine psicotrónico. Es decir, el cine que se sale de los cánones, que abusa del espectador y que requiere de guiones verdaderamente absurdos con un presupuesto de tres pesos, para ser. El cine turco era dominado hasta la mitad de los noventa por mafias maquiladoras de bodrios, que se dividieron el país en seis regiones, hasta que el gobierno pactó con las mafias transnacionales e inundó la taquilla de bodrios gringos. Estas mafias impedían la llegada de las cintas norteamericanas y europeas, incluso, algunas mexicanas, todo para hacer sus versiones locales sin pagar un solo peso. Había directores que se anunciaban capaces de entregar una película en cuatro días de aspecto profesional.

Lo mismo producían versiones de historietas italianas, que Santos karatecas, o seriales anacrónicos. A diferencia de otros países tercermundistas, donde las versiones se hacían a imagen y semejanza de las del primer mundo, con la intención de lograr productos similares, las turcas les importa poco esta exigencia. Por ejemplo DÜNYAYI KURTARAN ADAM es la historia de Star Wars, pero con disfraces terribles, con espadas de madera pintas de dorado, con efectos especiales que sonrojarían al Chapulín Colorado y saqueos a la música John Williams.

SEYTAN, es la versión musulmana de El Exorcista, la película que conmocionó a la puritana sociedad gringa de esos tiempos. En esta cinta copian toma por toma el desarrollo de la original, solo que con (d) efectos especiales y sacerdotes musulmanes. La niña se masturba con un cuchillo con cara de demonio y la culpa de todo la tienen los cristianos. Ya saben. Cosas del integrismo árabe.

Sin duda, una de las películas más extrañas y absurdas de todas es 3 DEV ADAM. Ahí Spiderman, un regordete actor, enfundado en un traje verde y rojo bastante madreado, es el líder de una banda de maleantes. Spiderman es tan malvado que tortura mujeres con ratas hambrientas y entierra vivos a sus enemigos. Pero está el Capitán América con su traje comprado en el mercado y el Santo Karateca para hacer justicia. La delicia se la lleva El Santo, que es un tipo flaco, con más agilidad que nuestro superhéroe, que puede patear a más de tres con gritos de Bruce Lee incluidos. El gobierno turco tomaría el poder de la industria cinematográfica y esta caería hasta no recuperarse nunca más.

Cine Psicotrónico (dos de tres)


El cine Japón es una industria reconocida y apoyada por el Estado. En varios años fue aún más prolífica que en la India o Estados Unidos. Sus temáticas ahora son más conocidas en el resto del mundo gracias a que los gringos decidieron saquear sus temáticas, ante la falta total de ideas que les produjeran éxitos. No sólo rehicieron cintas de terror, como El Aro (Ringu) o La Maldición (Ju-on), sino también como ¿Bailamos?; que protagonizaron Richard Gere y Jennifer López.

Huelga decir que la premisa con la que parte la cinta es bastante risible en Japón, pero en Brooklyn la idea de que un aburrido hombre de negocios se encuentre con una latina que lo enseñe a bailar no es tan divertida. Los rostros de piedra nipones y el desenfado de la actriz brasileña eran la pareja dispareja ideal para realizar esta cinta. Ver como un japonés de movimientos marciales y perpetuo traje negro es conducido a los placeres del un dos tres Cha Cha Cha y como poco a poco va haciéndose de amigos, es increíble.

A nosotros nos han llegado gracias a Tokio Shock muchos de los éxitos que en los noventas rompieron taquillas del otro lado del mar. Desde la fábula negra de Audition, hasta el cuento manga de personas reales, Batalla Real. Las secuelas de Ringu, su “precuela” y algunas más de Takeshi Miike. Sin embargo, no hemos podido ver con buena calidad películas nodales como Guinea Pig.

Dichas cintas fue durante mucho tiempo una especie de leyenda dentro de los cineclubs piratas y los coleccionistas. La serie se convirtió rápidamente en cintas de culto que producían lo mismo terror que risa. Hasta algún actor norteamericano la llevó ante la policía de su país pensando que en realidad era una película Snuff. Obvio, recibió la risa de sus compañeros que desentrañaron el “cómo se hizo” muy rápido.

Flores de Carne y Sangre la más famosa de la serie fuera de Japón es nada más la tortura de una mujer por un grupo de malandrines que la secuestran y le hacen toda suerte de canalladas. En otra de ellas, un raquítico anciano, vestido como samurái, va cortando a pedazos a otra mujer aconsejado por una ruleta. Para estómagos fuertes.

Las películas de monstruos gigantes que destruyen bajo sus pies a un Tokio de grandes edificios son todo un subgénero que llena las salas de toda Asía. Es increíble ver como a pesar del alto presupuesto que tienen, del apoyo del ejército para filmar sus aviones de tecnología de punta, de los actores de renombre y de la gran promoción, el monstruo siempre es un tipo disfrazado dentro de una maqueta. Desde Mechagodzilla, Rey de los brutos mecánicos, hasta ¡Majin Ataca!

Cine Psicotrónico (1 de tres)


Cuando uno observa la cartelera de nuestro país, se encuentra con que el cine norteamericano reina a sus anchas. Con alguna película nacional que a últimas fechas ha dando la pelea, pero realizada con el formato gringo en pleno. Es decir, comedias románticas o de acción con las convenciones del cine gringo más comercial. No encontramos ni por equivocación alguna cinta de la India, de Pakistan, de Turquía, de Japón, de China o Argentina. Y digo de estos países porque son donde la producción media da para exportara todo el mundo. Los argentinos, en especial han sufrido un periodo de creación de muchas películas, aunque no ha impactado en los festivales, no así en su taquilla nacional.

Pero si vamos a gente en verdad deseosa de cine, es decir cinéfagos, los hindús y japoneses son los más enloquecidos. Su producción anual fluctúa entre 900 u 800 cintas al año, cuando el promedio de Estados Unidos es de 700 y el del nuestro fue el año pasado menos de una cincuentena. De estas cinematografías llegan a nuestro país muy pocas, la mayoría directo al video o en festivales.

Los hindús se han puesto de moda para algunos críticos e intelectuales, aunque no hayan visto ninguna cinta más allá de Slumdog Millonarie, de Dany Boyle. Esté país esconde la más grande maquinaria de sueños que se haya realizado: Bollywood. Llamado así porque la mayoría de los estudios están localizados en Mumbay, anteriormente llamada Bombay. Los hindús tienen una extraña fascinación por los bailes y las canciones. Así que no importa que sea una cinta género negro, de terror, de vampiros, la narración estará siempre salpicada de canciones y bailes.

Como buena cinematografía del tercer mundo, se roba temas del cine norteamericano y los tropicaliza. Así podemos ver a Rambo, a Tiburón o a Drácula convertidos al budaísmo o temiendo a la espada de Shiva. El plagio o remake, como le dicen los gringos pomposamente, de Perros de Reserva, está llena de bailes. Todos los personajes tienen su tema musical y bailan en algún momento.

La verdad, es que muchas veces las cintas producen más risa que miedo. Debido principalmente a lo psicotrónico de las propuestas. Un Michael Jackson de Bigote bailando junto a varios zombis, que más parecen pordioseros, no es precisamente mi idea de terror.