miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cine Psicotrónico (dos de tres)


El cine Japón es una industria reconocida y apoyada por el Estado. En varios años fue aún más prolífica que en la India o Estados Unidos. Sus temáticas ahora son más conocidas en el resto del mundo gracias a que los gringos decidieron saquear sus temáticas, ante la falta total de ideas que les produjeran éxitos. No sólo rehicieron cintas de terror, como El Aro (Ringu) o La Maldición (Ju-on), sino también como ¿Bailamos?; que protagonizaron Richard Gere y Jennifer López.

Huelga decir que la premisa con la que parte la cinta es bastante risible en Japón, pero en Brooklyn la idea de que un aburrido hombre de negocios se encuentre con una latina que lo enseñe a bailar no es tan divertida. Los rostros de piedra nipones y el desenfado de la actriz brasileña eran la pareja dispareja ideal para realizar esta cinta. Ver como un japonés de movimientos marciales y perpetuo traje negro es conducido a los placeres del un dos tres Cha Cha Cha y como poco a poco va haciéndose de amigos, es increíble.

A nosotros nos han llegado gracias a Tokio Shock muchos de los éxitos que en los noventas rompieron taquillas del otro lado del mar. Desde la fábula negra de Audition, hasta el cuento manga de personas reales, Batalla Real. Las secuelas de Ringu, su “precuela” y algunas más de Takeshi Miike. Sin embargo, no hemos podido ver con buena calidad películas nodales como Guinea Pig.

Dichas cintas fue durante mucho tiempo una especie de leyenda dentro de los cineclubs piratas y los coleccionistas. La serie se convirtió rápidamente en cintas de culto que producían lo mismo terror que risa. Hasta algún actor norteamericano la llevó ante la policía de su país pensando que en realidad era una película Snuff. Obvio, recibió la risa de sus compañeros que desentrañaron el “cómo se hizo” muy rápido.

Flores de Carne y Sangre la más famosa de la serie fuera de Japón es nada más la tortura de una mujer por un grupo de malandrines que la secuestran y le hacen toda suerte de canalladas. En otra de ellas, un raquítico anciano, vestido como samurái, va cortando a pedazos a otra mujer aconsejado por una ruleta. Para estómagos fuertes.

Las películas de monstruos gigantes que destruyen bajo sus pies a un Tokio de grandes edificios son todo un subgénero que llena las salas de toda Asía. Es increíble ver como a pesar del alto presupuesto que tienen, del apoyo del ejército para filmar sus aviones de tecnología de punta, de los actores de renombre y de la gran promoción, el monstruo siempre es un tipo disfrazado dentro de una maqueta. Desde Mechagodzilla, Rey de los brutos mecánicos, hasta ¡Majin Ataca!

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