martes, 12 de enero de 2010

Nada responsable

Me prometí este año no escribir para el periódico nada responsable, nada comprometido, nada bien pensante. Guardé mi gorra con la estrella roja de cinco puntas y me decidí a escribir historias. Nada de reseñas de películas o menciones a libros, nada que implicara referencias culturales o quejas contra nuestras autoridades.

Que por lo bajo, son muy válidas, y antes de meterme en el baúl solo quiero decir unas cuantas cosas. Antes podías caminar sin problema en las calles sin que alguien del municipio te dijera que hacer o no. Podías estacionarte sin que alguien te cobrara por hacerlo (no tengo auto). Podías comprar alcohol toda la noche, sin que la mente pequeña de un conservador te dijera hasta que hora era conveniente dejarte tomar. Cuando cumplí dieciséis mi madre me dejó beber y llegar tarde a casa. Ahora, a mis treinta años una señora me quiere decir que hacer o no.

Además de que su concepto de cultura es muy discutible. Es más, ni siquiera es cultura popular o algo por el estilo. Si de verdad fuera así, hubiera invitado a las bandas de música de viento que menudean en el estado o los ejecutantes de salterios del estado. O a las bandas de rock que hay por todos lados buscando espacios. No haber echo un supuesto “realiti” que se quedó en eso.

Su pista de hielo era un gran comercial para la autoridad municipal, como si se tratase de un evento comunistoide. El voceador decía que todo era gracias a la municipé. Recordé a Stalin y sus pendones gigantes, donde se promovía la imagen del caudillo.

El ruido es lo terrible; antes podías sentarte a descansar un domingo por la tarde, ahora tenemos que soportar a gritantes que molestan la tranquilidad del parque, porque, lejos de la veintena de sillas y dos viejitos a los que le cantan no hay nadie más.

Como esa chica que tiene manía con Selena. Cada ocho días la misma tanda de canciones, una tras otra, con la misma mala entonación y el mismo raquítico baile. Por probabilidades, ya una le hubiera salido bien. En fin, que si llega a la gubernatura: adiós libertades, bienvenidos payasitos callejeros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eaaaa al puro estilo de Iván Farias... beso mi escritor tlaxcalteca favorito.