miércoles, 13 de enero de 2010

La cocina del Alma

La semana pasada comí ravioles, ravioles argentinos, no italianos. Los argentinos son un poco más gruesos y grandes. Estaban rellenos de ricota y acelgas, no de espinacas. La salsa era bastante aguda, pero tenía buen sabor. Decía el dueño, un argentino llamado Matías, que era la receta de su casa. Que su padre se la había enseñado, y a su vez su abuelo a este. Una tradición que se transmitiría a sus hijos.

Matias era cheff, pero decía que lo que cocinaba era como lo que comía en casa. Me gustaron, vi el lugar y traté de aprenderme el camino por si había que volver después. Ayer mismo, me hice una tortilla española, siguiendo una receta de un libro de mi viejo. Puse en el wok aceite de oliva extravirgen, luego ajo picado y dejé que los aromas me entraran por la nariz. Corte las papas finas y las dejé freír tapando el wok. El ingenio ese conserva también el calor que los alimentos casi no se llenan de grasa; por el contrario, casi se hacen al vapor. Batí los huevos, mientras los salpimentaba. Al final, le gustaron a quien se los preparé. Me dio un beso de agradecimiento y siguió comiendo.

Me acordé de una amiga, de una que espero no ver en un tiempo. Me acordé de su cocina y de sus enormes copas rebosantes de vino. Me acordé de ese rico queso que comprábamos en el Costco y que venía en una bolsa negra. Recuerdo que lo comía en una de esas baguettes que vendían también ahí. Cocinábamos y bebíamos Concha y Toro, o algún otro vino chileno barato. Los caros nunca los abríamos. Siempre los postergábamos. Comíamos y acabamos borrachísimos. Una vez hicimos pasta. Desde la fécula y el huevo, hasta los tortelinis. Fue una gran cena. Ella acabó dormida en un sofá con su novio de ese entonces y yo en una silla.

Mi abuelo hacía pasta y mi tío Manuel tomó la estafeta. El hace una pasta excelente; desde cero y ha creado algunos platos deliciosos, con almendras, nueces y carne molida. Ha trabajado desde casas como cocinero residente, hasta restaurantes de en Polanco y en Club de Banqueros. Es un excelente cheff, pero su mal genio lo ha llevado a abandonar esos sitios. Cada vez que como pasta me acuerdo de él.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Acá huele a wok y a tí

Beatriz dijo...

Eso de la tortilla española en wok es lo más extraño que he oído nunca... bueno, no me extraña si tomamos en cuenta que todas las castañuelas, los vestidos de faralaes y los toritos de souvenir, son "made in china".
Pero yo para la comida española soy muy ortodoxa y hace años que desprecio los souvenires.
¿Pasta?
Siempre.

Ivan Farías dijo...

Es que todo lo hago en el wok. No me gusta usar ollas o sartenes.